Después del divorcio, mi ex marido y yo decidimos seguir siendo amigos

Después del divorcio, mi ex marido y yo decidimos seguir siendo amigos. No tuvimos ningún escándalo, ni gritos, ni drama. Nos divorciamos cuando nos dimos cuenta de que no nos queríamos. Mi ex ya se ha casado por segunda vez. Sinceramente, me alegro mucho por él. Sin embargo, no tuve suerte con los hombres, no es que tuviera prisa por casarme ni nada por el estilo, pero aun así. Robert llegó a mi vida de forma muy inesperada y consiguió ponerlo todo patas arriba. Me enamoré perdidamente de él y no me fijé en nada de lo que me rodeaba excepto en él.

Todo era tan bueno que, literalmente, volaba de felicidad. Robert me decía tantas palabras bonitas, me hacía diferentes regalos, me complacía cada día incluso con su simple presencia. Realmente pensé que por fin había encontrado a la persona con la que quería pasar el resto de mi vida. Qué tonta fui… Hace dos semanas me llamó con un escalofrío en la voz y me dijo que había tenido un terrible accidente de coche y que necesitaba dinero urgentemente. Como una verdadera tonta, le envié todos mis ahorros con mi tarjeta. Luego desapareció.

Tres días después, le llamé yo mismo, pero nadie me contestó. Entonces me llamó él mismo y me contó un cuento de hadas sobre que estaba en el hospital todo el tiempo y no podía contestar el teléfono. Le creí. Después de eso, mi relación con Robert mejoró, incluso empezamos a vivir juntos. Una noche me llamaron al trabajo.

Tengo esa profesión, soy veterinario en una clínica privada. A las 6 de la mañana le llamé, le dije que vendría con al menos 5 horas de antelación. Robert me tranquilizó, dijo que haría la cena y limpiaría el apartamento. La sonrisa no se me borró de la cara, estaba contenta de tener al hombre más atento del mundo.

A eso de la 1 de la tarde llegué a casa y me esperaba una sorpresa. En primer lugar, la puerta estaba abierta. En segundo lugar, se habían llevado mi televisor, mi portátil y mi tableta, y todo mi oro y mi dinero en efectivo de mi apartamento. Decir que me sorprendió no es nada. Resultó que Robert me había estafado. Le llamé inmediatamente y empezó a contarme otra historia sobre que me quería mucho y que me devolvería el dinero, que lo había hecho porque estaba endeudado hasta las orejas. Y lo que es más interesante, ahora se avergüenza de mostrarme su cara. Pero entonces se acabaron los cuentos de hadas para mí.

Ese mismo día presenté una denuncia a la policía. Pudieron encontrarlo muy rápidamente. Me devolvieron todas mis cosas, excepto las cadenas de oro que Robert había conseguido vender. Tardé una semana en recobrar el sentido común. No podía entender cómo había pasado dos meses desenredándome. Y todo para robar.

Después de él no puedo confiar en los hombres, en cada uno de ellos veo algún tipo de tramposo. Que te puedes imaginar, han pasado dos años desde ese incidente, incluso me cambié de apartamento, pero no puedo superarlo. No puedo creer que haya estado tan ciega.

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