Sucedió en nuestra casa ayer… No hay palabras para expresarlo. Santa Bárbara está descansando, de verdad”, me dice mi amiga. – “Fuimos de compras con María por la mañana. Tuvimos que comprarle un bañador, pantalones cortos, camisetas. La niña se va al campamento, ya sabes. Estuvimos fuera todo el día. Y cuando volvimos, había mucha gente reunida cerca de nuestra entrada, un coche de policía estaba parado allí. Entramos y había gritos, niños llorando…
Resultó que nuestra vecina del segundo piso había venido con una fuerza policial para desalojar a su nuera y a sus nietos de su apartamento. De hecho, su hijo y su nuera vivían en su apartamento. Eran jóvenes, ambos en la treintena. Después de la boda, se mudaron y vivieron allí todo este tiempo. La nuera tuvo dos hijos. Estuvo de baja por maternidad todos estos años. No es una mala chica, no puedo decir nada. Y su marido, mientras ella cuidaba a los niños, encontró una amante y ya había hecho un hijo con ella. Así que abandonó la familia. Mi nuera se quedó sola con los niños en el apartamento de su suegra. Y ella no es de aquí, sino de un pueblo lejano. No puede ir a trabajar porque no tiene con quién dejar a los niños. No tiene dinero y no puede permitirse alquilar un apartamento.
Su suegra no empezó a echarla enseguida. Llamó a su nuera y hablaron tranquilamente de todo. Acordaron que su nuera conseguiría un trabajo y resolvería de alguna manera el problema de la vivienda. La suegra no podía simplemente darle un apartamento.
Y a mi nuera ni se le ocurre buscar trabajo o mudarse del piso. Se quedó allí un mes, dos, tres. Han pasado seis meses y no hace nada. Su suegra le advirtió por segunda vez, pero tampoco sirvió de nada. Empezó a llamar a su nuera casi todos los días, pero dejó de coger el teléfono.
Entonces la suegra no aguantó más, llamó a la policía y vino a desahuciar a su nuera. Estaba cansada de esperar. Además, estaba claro que su nuera no se mudaría voluntariamente. Y entonces empezó la diversión. María y yo acabábamos de llegar al clímax. Mi nuera se encerró dentro y no quiso abrir la puerta. La policía tuvo que llamar a un carpintero para que cortara la cerradura. Era como en el cine
Aun así, la mujer consiguió sacar a su nuera por la puerta. Por la noche, miré por la ventana y ella estaba sentada en un banco cerca de la entrada. Le dije a mi marido: “Quizá al menos podamos llevarnos a los niños. No dormirán en el banco”. Y él me dijo: “No te metas. No es asunto tuyo”. Una hora después, volví a mirar por la ventana y se habían ido. No sé adónde fueron.
¿Qué opinas de esta situación? ¿Quién tiene razón y quién no? Quizá la suegra hizo mal, porque es muy cruel echar a la calle a tus propios nietos. ¿Es realmente más valioso el apartamento que los nietos? O tal vez la nuera se equivocó, porque su suegra le advirtió y le dio tiempo. Al fin y al cabo, el piso no era suyo, así que ¿por qué se comportó como una casera? ¿O tal vez la suegra debería haber dado el apartamento a sus nietos y haberse olvidado de toda esta historia? ¿De qué lado estás?
