Me casé y realmente empecé a entender los trucos y secretos de mi madre que no había entendido antes…

Desde que nací, mi madre y yo tuvimos una conexión espiritual muy estrecha. Mi madre era una mujer muy sabia y astuta. Mi padre la quería mucho por eso. A veces me daba cuenta de que mi madre no le contaba algunas cosas a mi padre. Por ejemplo, mi madre nunca me decía cuánto le costaba realmente la manicura o el nuevo peinado. Nunca me decía que se había comprado un vestido nuevo en una boutique cara. Me decía que se lo había comprado en las rebajas. Había muchos matices. Entonces no entendía por qué mi madre se comportaba así. Y cada vez que le preguntaba, sonreía socarronamente y respondía: “Cuando crezcas y te cases, lo entenderás”.

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Me casé y empecé a entender de verdad esos trucos y secretos de mamá que antes no entendía. Ahora los uso en mi vida familiar y los comparto contigo. Esto es lo que es mejor que los hombres no sepan:

Mi madre nunca le contó a mi padre el coste real de sus viajes al salón de belleza, el precio de un vestido o de unos zapatos nuevos. Nunca le dijo cuánto costaba ir al gimnasio. Creo que cualquier chica o mujer estará de acuerdo conmigo en que todas estas necesidades femeninas requieren realmente mucho dinero. Solo una manicura nueva o un rímel de buena calidad merecen la pena. Pero los hombres no necesitan saber nada de esto. ¿Por qué darles dolor de cabeza una vez más? A los hombres les encantan sus ojos, así que para ellos es importante ver que su mujer está bien arreglada, guapa y sonriente, y es mejor no decir cuánto dinero se ha gastado en esto.

Mi madre nunca se paseaba por el apartamento con una camiseta estirada sucia y un pantalón de chándal roto. Siempre iba guapa y arreglada, tanto si salía como si no. Estaba guapa ante todo para su padre, y solo después para los demás. Intentaba estar tan guapa en casa como en público.

Mamá siempre estaba haciéndose varias mascarillas faciales y capilares, rizándose el pelo y otros procedimientos de autocuidado. Pero nunca se ponía delante de mi padre con una toalla en la cabeza o una mascarilla de pepino en la cara. Mi padre siempre veía a mi madre guapa, fresca y sonriente.

Mi madre sabía cómo obligar a mi padre a hacer cosas que no quería. No le chantajeaba, no se lo pedía, simplemente hacía que quisiera hacerlo. Mi madre también sabía cómo darle de comer a mi padre alimentos que a él no le gustaban. Por ejemplo, mi padre sigue pensando que su juliana favorita solo contiene pollo, champiñones y queso. Ni siquiera se da cuenta de que lleva nata, que odia. Mi madre sabía cocinar la juliana con nata para que mi padre ni se enterara.

No sé ustedes, pero yo creo que estos pequeños trucos no pueden perjudicar las relaciones familiares. Al contrario, las fortalecen y ayudan a evitar muchos problemas. Además, no decir algo no significa mentir. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

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